Primavera
Sapo subió corriendo por el sendero a la casa de Sepo.
Llamó a la puerta.
Nadie contestó.
- Sepo, Sepo -gritó Sapo-, despierta. ¡Ha llegado la primavera!
- Bah -dijo una voz dentro de la casa.
- ¡Sepo! ¡Sepo! -gritó Sapo-. ¡Brilla el sol! La nieve se está derritiendo. ¡Despierta!
- Yo no estoy -dijo la voz.
Sapo entró en la casa. Estaba oscuro. Todas las ventanas estaban cerradas.Sapo subió corriendo por el sendero a la casa de Sepo.
Llamó a la puerta.
Nadie contestó.
- Sepo, Sepo -gritó Sapo-, despierta. ¡Ha llegado la primavera!
- Bah -dijo una voz dentro de la casa.
- ¡Sepo! ¡Sepo! -gritó Sapo-. ¡Brilla el sol! La nieve se está derritiendo. ¡Despierta!
- Yo no estoy -dijo la voz.
- Sepo, ¿dónde estás? -le llamó Sapo.
- Vete -dijo la voz desde una esquina de la habitación.
Sepo estaba en la cama. Se había echado las mantas por encima de la cabeza. Sapo sacó a Sepo de la cama empujándole. Le sacó de la casa empujándole, hasta el porche de entrada. Sepo parpadeó por el brillo.
- ¡Socorro! -dijo Sepo-. No puedo ver nada.
- No seas bobo -le dijo Sapo-. Lo que ves es la clara luz cálida de abril. Y eso significa que podemos empezar todo un nuevo año juntos, Sepo. Date cuenta, podremos saltar por los prados y correr por los bosques y nadar en el río. Por las tardes nos sentaremos aquí mismo en este porche y contaremos las estrellas.
- Cuéntalas tú, Sapo -dijo Sepo-. Yo estaré demasiado cansado. Me vuelvo a la cama.
Sepo volvió a entrar en la casa. Se metió en la cama y se echó las mantas otra vez por encima de la cabeza.
- Pero Sepo -gritó Sapo-, ¡te vas a perder todo lo divertido!
- Escucha, Sapo -dijo Sepo-. ¿Cuánto tiempo he estado dormido?
- Has estado dormido desde noviembre -dijo Sapo.
- Bueno -dijo Sepo-, entonces un poco más de sueño no me hará daño. Vuelve otra vez y despiértame a mediados de mayo. Buenas noches, Sapo.
- Pero Sepo -dijo Sapo-, hasta entonces estaré solo.
Sepo no contestó. Se había quedado dormido.
Sapo miró el calendario de Sepo. La página de noviembre estaba todavía encima.
Sapo arrancó la página de noviembre.
Arrancó la página de diciembre.
Y la página de enero, la página de febrero, y la página de marzo.
Llegó a la página de abril. Sapo arrancó también la página de abril.
Luego Sapo volvió corriendo a la cama de Sepo.
- Sepo, Sepo, despierta. Ya es mayo.
- ¿Qué? -dijo Sepo-. Puede ser mayo tan pronto?
- Sí -dijo Sapo-. Mira tu calendario.
Sepo miró el calendario.
La página de mayo estaba encima.
- ¡Pues sí, es mayo! -dijo Sepo, mientras salía trepando de la cama.
Luego, él y Sapo corrieron afuera a ver cómo estaba el mundo en primavera.
Arnold Lobel
"Sapo y Sepo son amigos"
Y como el viento sopló, este cuento se acabó!
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