Hogar CRECER: septiembre 2009
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Cutral Có, Neuquén, Argentina

23.9.09

Día de la primavera


Festejamos el día de la primavera y la juventud, bailando.

Una vez más compartimos con los chicos del lavadero "Espumita" y la Escuela Especial Laboral Nº 1, una fiesta en la bailanta "Terremoto".

El local de los hermanos Marciale cuenta con una radio que transmite en vivo lo que va sucediendo. El DJ pasó muy buena música y animó todo el tiempo a los distintos grupos, a los hinchas de River, a los de Boca, al trencito que recorría la pista...

Papás, hermanos y amigos también nos acompañaron y participaron con alegría de la fiesta.





Esperar unos segundos para que empiece nuevamente el slide.




15.9.09

Al agua otra vez!



Pasadas las vacaciones de invierno, los fríos, la gripe A... por fin pudimos volver a la pileta.

Con Claudio, el kinesiólogo, Ramón, el profesor de educación física y la seño Liliana disfrutamos del agua cálida en el natatorio municipal. Tanto, que hubo alguien que no quería salir!

Volvimos contentos y relajados a continuar con las actividades en el Hogar.

10.9.09

Día del Maestro - 11 de setiembre



¡Feliz día del Maestro!


La oración de la maestra

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.

Autora:    Gabriela Mistral  ▽


Transmitir pasión 




Domingo Faustino Sarmiento


2.9.09

Sapo y Sepo II - A. Lobel


Este cuento es un canto a la amistad y la ternura!

La carta

Sepo estaba sentado en el porche.
Sapo pasó por allí y dijo:
- ¿Qué te pasa, Sepo? Pareces triste.
- Sí – dijo Sepo - éste es mi rato triste del día.
Es el momento en que espero que venga el correo.
Me hace siempre muy desgraciado.
- ¿Y eso por qué? – preguntó Sapo.
- Porque nunca tengo carta – dijo Sepo.
- ¿Nunca? – preguntó Sapo.
- No, nunca – dijo Sepo – Nadie me ha enviado nunca una carta.
Todos los días mi buzón está vacío.
Es por lo que esperar el correo es un momento triste para mí.
Sapo y Sepo se sentaron en el porche, sintiéndose tristes juntos.



Luego Sapo dijo:
- Tengo que irme a casa ya, Sepo. Hay algo que debo hacer.
Sapo se marchó a su casa rápidamente.
Encontró un lápiz y un trozo de papel.
Escribió en el papel.
Metió el papel en un sobre.
En el sobre escribió “CARTA PARA SEPO”


Sapo salió corriendo de su casa.
Vio un caracol al que conocía.
- Caracol – dijo Sapo – por favor, toma esta carta para Sepo y ponla
en el buzón de su casa.
- De acuerdo – dijo el caracol – ahora mismo.


Luego Sapo volvió corriendo a la casa de Sepo. Éste estaba en la cama,
echándose la siesta.
-Sepo – dijo Sapo – creo que debes levantarte y esperar el correo un poco más.
- No – dijo Sepo – estoy cansado de esperar el correo.
Sapo miró por la ventana el buzón de Sepo.
El caracol no había llegado todavía.
- Sepo – dijo Sapo – nunca se sabe cuándo puede enviarte alguien una carta.
- No, no – dijo Sepo -. Creo que nadie me enviará nunca una carta.
Sapo miró por la ventana.
El caracol todavía no había llegado.
- Pero, Sepo – dijo Sapo – alguien puede enviarte una carta hoy.
- No seas bobo – dijo Sepo -. Nadie me ha enviado nunca una carta antes y
nadie me enviará una carta hoy.
Sapo miró por la ventana.
El caracol todavía no había llegado.
- Sapo, ¿por qué te quedas mirando por la ventana? – preguntó Sepo.
- Porque ahora estoy esperando el correo – dijo Sapo.
- Pero no habrá nada – dijo Sepo.
- ¡Oh!, sí que habrá – dijo Sapo – porque yo te he enviado una carta.
- ¿De verdad? – dijo Sepo - . ¿Qué has escrito en la carta?
Sapo dijo:
- Escribí: “Querido Sepo, estoy contento de que tú seas mi mejor amigo.
Tu mejor amigo, Sapo.”
- ¡Oh! – dijo Sepo – es una carta preciosa.
Entonces Sapo y Sepo salieron al porche de la entrada a esperar el correo.
Se sentaron allí, sintiéndose felices juntos.
Sapo y Sepo esperaron mucho rato.
Cuatro días más tarde el caracol llegó a la casa de Sepo y le dio la carta de Sapo.
Sepo se alegró mucho de recibirla.


Libro: "Sapo y Sepo son amigos"

Autor: Arnold Lobel

Honrar la vida


Este video no tiene buena imagen, pero sí una descarga rápida del sonido que permite disfrutar la canción.

¡No! Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
ni honrar la vida.
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia, sin saber,
adormecida...
Merecer la vida no es callar y consentir
tantas injusticias repetidas.
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad más definida.
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir,
porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

¡No! Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
honrar la vida.
Hay tanta pequeña vanidad
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical
más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
y a nuestra propia libertad,
la bienvenida.
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir,
porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

Letra y música: +/- Eladia Blazquez


(1931 – 2005) Pianista, guitarrista, compositora, autora, cantante. Su nombre figura entre los grandes poetas del tango.
Algunos de sus temas clásicos son: Si yo pudiera, Prohibido prohibir, Milonga de mi ciudad, Sueño de barrilete, Con las alas del alma y sus favoritas: El corazón al sur y Honrar la vida.
Este último tema, según Mariano del Mazo, es una especie de himno que en Argentina se suele utilizar en situaciones límites, como si fuera una canción curativa.
No hay mejor homenaje para un artista que recordar su obra.

Marilina Ross es una reconocida actriz de cine, teatro y televisión. Empezó su carrera siendo muy pequeña. Recibió el premio ACE en N. York; el premio “Fotogramas” en Barcelona; premios de los Festivales de Cartagena (Colombia), Panamá, Huelva y Córdoba en España, y el de los Cronistas Uruguayos.
En 1976 debió exiliarse en España. Allí trabajó con mucho éxito. En 1980 regresa al país y empieza su carrera como cantante y autora, obteniendo, también, grandes éxitos y consolidando un estilo.