Hogar CRECER: febrero 2011
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Cutral Có, Neuquén, Argentina

15.2.11

Arena y agua.


Todavía estamos de vacaciones, juguemos un poco más!


10.2.11

Desiderata


Camina plácido entre el ruido y la prisa
y piensa en la paz que se puede hallar en el silencio.
En cuanto sea posible y sin rendirte,
mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara
y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.

Esquiva a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado,
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.

Sé cauto en los negocios, el mundo está lleno de engaños;
mas no dejes que ésto te vuelva ciego para la virtud, que existe.
Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales.
La vida está llena de heroísmo.

Sé sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.

Acata dócilmente el consejo de los años
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu
para que te proteja en las adversidades repentinas.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo.

Tú eres una criatura del universo,
no menos que las plantas y las estrellas;
tienes derecho a existir.
Y sea que te resulte claro o no,
indudablemente, el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él.

Y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos,
¡el mundo es todavía hermoso!

Sé alegre.       ¡Esfuérzate por ser feliz!



Desiderata: cosas deseadas.

El autor oficial y reconocido de este poema es Max Ehrmann, un abogado y poeta de Indiana, Estados Unidos, quien vivió entre 1872 y 1945.